viernes, 11 de abril de 2008
Perdido
Pocos lugares en el mundo me irritan y desconciertan tanto como la glorieta de vaqueritos. Es un sitio feo y confuso, una espiral de moebius en la que uno podría pasar años enteros sin encontrar la salida. Allí, en una glorieta de vaqueritos emocional, me encuentro ahora mismo. En esa pinche glorieta, a toda velocidad y sin copiloto.
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5 comentarios:
"aliviánese chingón, no se clave"...
Jajaja, güevos!
Querido, tienes que darme el crédito. Yo fui quien te dijo que la vida es la glorieta de vaqueritos.
Te mando hartos besos. No sirven de guía roji pero al menos te acompañan en el viaje.
Tienes razón, perdona la descortesía, es -todo- mérito tuyo.
Jajaja, güevos!
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