sábado, 24 de mayo de 2008

El Presente


Estoy ahora mismo en un café internet - papelería, donde los dependientes, un chico y una chica de aproximadamente 20 años cada uno -ruidosos y extrovertidos- han estado gritándose, regañándose, coqueteándose, y cantando las canciones que escuchan en la radio. Eso es, esto es

vida. Pura vida, me cae.


Llegó otro joven como de la misma edad a envolver un muñeco de peluche que, según dijo a la dependiente preguntona, compró para su novia. El galán está sonriendo. Ambos dependientes y él se han dado a la tarea de elegir la mejor combinación de colores para la bolsa de papel y el moño. El cuate está emocionado, mueve las manos y la pierna, impaciente, contando los minutos para entregar el regalo a su chica. La pura vida, pienso otra vez y me alegro por los extrovertidos dependientes, por el novio que tiene un regalo para su chica, y me alegro tambièn por ella, por la chava que habrá de recibirlo. Sí, la pura vidaza.


Sonrío otra vez cuando pienso en mi, hace un par de días, comprando ilusionado regalos para mi hija, a quien veré pronto, muy pronto, luego de una espera que se me hizo larguísima. Supongo que tenía en la cara la misma sonrisa y expresión de ilusión que el joven a quien acabo de ver en este cybercafé. Me alegro por mi y me alegro por mi hija y seguro que quien nos vea se alegrará también. La pura vida, me cae de madre.

1 comentario:

Anónimo dijo...

La pura vida son los ratos que le robamos a la adversidad. Deberíamos ejercer como ladrones de tiempo completo. "Que el equipaje no lastre tus alas" (Sabina dixit). Un abrazo, hermano, y un beso para tu hermosa hija. El Fac.